No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde

sábado, 29 de junio de 2013

EL SALUDO

A través del cristal empañado por la respiración agitada del que mira, sin cortinas ni visillos, se puede observar como deambulan las ideas sobre los paraguas, las palabras sobre las aceras. Desde el mirador del quinto izquierda, una mujer descuelga los brazos esperando el saludo desde el tranvía que recorre las palmeras. Bajo la marquesina de espaldas al sol hay una maleta que espera ser recogida, está llena de caricias abandonadas a su suerte. Llega hasta allí una pelirroja de pelo ensortijado que desprende una enorme aura de despiste. Cuando toma el transporte tirado por la catenaria, siente un rubor inapreciable por su tono de piel y un suave cosquilleo le recorre todo el cuerpo. Al llega a su parada con los brazos abiertos se abraza a ese chico regordete que la espera. La maleta se queda sobre el banco de la estación, ellos, se van cogidos de la mano. 




martes, 25 de junio de 2013

A LA SOMBRA DE LAS MORERAS

Las sombras le hacen levantar la cabeza. Sentada en una terraza toma un café, observa a los que pasan. Cerca, muy cerca hay un hombre de tez oscura y pelo negro ensortijado sentado en una banqueta de madera ajada, toca el acordeón abrazándolo con sus grandes brazos. En el suelo, un platillo de plástico rojo con unas cuantas monedas de euro.
Hasta allí llegan sones parisinos unas veces, otras, suenan a lamento de un tango, uno de esos tangos, que sin conocer la letra penetra produciendo escalofríos. Sobre la mesa a la sombra de las moreras, está tomando un cortado; saca su agenda y escribe notas de cosas pendientes de hacer. Enciende un pitillo y le da una calada, se queda pensativa como haciendo memoria. Con cierto disimulo -casi teatral- mira alrededor  al escuchar la conversación de la mesa contigua, son dos mujeres de mediana edad hablan de manera relajada y amigable; se escuchan atentamente. La situación le resulta ajena a sus pensamientos, da un sorbo al café y lo termina. Ha anotado todo lo que tiene que hacer en el dietario. No tiene prisa; hoy es un día de ésos en los que se puede hacer lo que se quiera. No tiene rumbo fijo, y todas las direcciones son válidas. "Me duele lo que oigo. Me resulta conocido. Sé de lo que hablan."
La conversación le es ajena, pero lo que escucha no. Sigue allí sentada mirando a la gente pasar. La mañana es agradable; aromas de azahar vienen de la plaza cercana. Es marzo y mayea. Los naranjos han reventado en flor esta semana. Gentes pausadas otras presurosas pasan por delante.
 Atraviesa la calle peatonal que existe entre la terraza y la cafetería una señora octogenaria en silla de ruedas empujada por una persona joven de rasgos latinos. Le va hablando cariñosamente a la vieja decrépita que con gesto serio y severo mira a un lado y otro sin prestar mucha atención."La imagen que percibo es como un corto en blanco y negro de una vida todavía lejana, pero quizás posible."
Justo enfrente tres hombres trajeados hablan de forma acalorada de temas financieros. Les mira bien, intentando interpretar sus gestos, el leguaje que usan no le interesa en absoluto: alto, traje prêt- à- porter, delgado, gafas de montura reciente uno; mediana estatura, un poco más mayor, traje de marca de grandes almacenes, pelo largo y barba bien cuidada otro; de edad indefinida, un poco barrigudo y calvo, muy calvo el tercero. De repente se abre la puerta del local apareciendo una mujer joven de belleza serena, minifalda y zapatos de tacón de aguja poniéndose las gafas de sol. La conversación acalorada se congela se queda en stand-by. Se giran embobados siguiendo la estela que deja el andar cadencioso y armónico de la mujer." Siempre igual: Necesitarían una gran sábana de lienzo blanco que recogiera todas sus babas."
Escenas como ésta siempre le producen cierto malestar y un poco de asco. Llama al camarero, pide un botellín de agua. Estar a estas horas en la calle le causa regocijo. Salir de la rutina diaria es una excepción que sólo se permite cuando tiene un día libre. Así que lo aprovecha para hacer de espectadora particular de la otra rutina, la de la calle, la de las gentes anónimas de las que se queda con sus caras y sus gestos, que ahora analiza e interpreta para sí misma. Se acerca a la mesa una vagabunda.  Lleva unas papeletas con versos escritos y en silencio las deja para ser leídas. La mira con descaro para comprender la expresión de su cara, pero la mujer baja la mirada. No tiene por costumbre, aunque esta vez lo hará. Saca unas monedas del monedero y se las da  quedándose con lo que parece un poema. Lo lee:
         Mi paz
         Los geranios también huelen./Oigo el sonido. Canta un pájaro/ Saboreando el olor del mar/
        / mi paz, el sosiego de mi mente/Y los carretes llenos de ideas/ siguen asidos a los sentimientos/
        /sola en mi soledad con la luna;/los pensamientos no cejan./  En el huso de la vida cotidiana/
        / voy hilando palabras en retahílas./  La paz está en otro sitio.
       
         Absorta, concentrada en lo leído vuelve a la realidad de la calle al oír el reloj de la iglesia  dando las doce del mediodía. Corretean niños de todas las edades con sus mochilas cargadas a la espalda, envueltos en una algarabía de gritos que con gran alboroto se arremolinan entre madres y abuelos: los recogen del colegio.
Se levanta; paga la consumición. Mientras espera las vueltas le vienen imágenes de otro tiempo, de lugares comunes, de ideas compartidas, de palabras fluidas en conversaciones amenas, de prestamos de libros clandestinos y de regalos en forma de besos con sabor a eucaliptos de aquel parque con grandes castaños y plátanos de Indias que un día albergaron su amor, desechando el ruido o el silencio de quienes paseaban por él. Retornan los ecos en su memoria.
 Entonces no necesitaba mirar alrededor para obtener vida en los otros. Se había quedado sola en la utopía de los sentimientos. Y vive las historias de los otros como la suya propia.
Cuando los demás trabajan ella pasea, mira escaparates, toma un café y piensa en algo. Siempre, siempre piensa en algo. Su cuaderno está lleno de notas, lleno de ideas.
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SEGUNDO ACCESIT en el XIV Certamen Literario “8 de marzo” modalidad Relato Corto. Convocado por la Concejalía de Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres de Molina de Segura (Murcia). Fallado en abril de 2009.
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lunes, 24 de junio de 2013

VENDAVAL 2013


ALLÍ SIGUE

Manuel sigue en la terraza, es su faro iluminado, el que arremolina los vientos de cada día. Cuando cae la tarde verde y azul para convertirse en color azafrán, parece que nadie se acuerde que algunos cristales se rompieron a mediodía  Estuvo la mesa puesta, llena de alimentos del mar. Comimos a ratos. Ha faltado un buen vino, pero no han sobrado las palabras, esas que no se lleva el viento. Mientras los  barcos navegan mares adentro, la siesta ha rondado con serenidad, las autovías se quedaran desiertas. Los movimientos van en otras direcciones, la brisa juega con ellos. Con ellos llega la noche oscura, entonces debutará la tristeza y reinará la melancolía. Las bicicletas soplaran  con los vientos de otra parte por orillas de soledades miradas. Y las plantas volverán a dormir a la tierra cuando el asfalto traslade los vientos del norte al sur. Ahora que miro hacia la terraza, Manuel sigue allí. 
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 Estos fueron mis soplos ayer en el  Vendaval de Microrrelatos 2013  Un micro y una foto Vientos en el país.
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Vientos en el país
Pasaron todos los vientos por ella, ahí está
Ábrego Bochorno Borrasca Cierzo Galerna GalleoGarbí Levante Lebeche
Llevant Matacabras Mestral Moncayo Gregal Poniente
Solano  Tramontana Xalo

Vendaval

domingo, 23 de junio de 2013

VIENTOS EN EL PAÍS

Pasaron todos los vientos por ella, ahí está
Ábrego Bochorno Borrasca Cierzo Galerna Galleo
Garbí Levante Lebeche
Llevant Matacabras Mestral Moncayo Gregal Poniente
Solano  Tramontana Xalo

Vendaval

jueves, 20 de junio de 2013

#MICROCRISIS #

El tema era la "microcrisis", y había que participar a través de twitter.
 Sólo 140 caracteres.
Esta fue mi aportación:

*Me cuesta mucho tener que despedirte, dijo el empresario, mirándose el reloj constató haber tardado tres segundos en decírselo.

*“Parados de larga duración” es la Banda Musical que  suena frente a las Oficinas de Empleo. Se puede escuchar en todo el país.

*No siguió leyendo la prensa, engrosar  la lista no tenía premio. Maldita lotería.




miércoles, 12 de junio de 2013

POR LAS ESQUINAS

     Me subo en el ascensor, ¡las llaves! Al llegar al portal las llevo en el fondo del bolso. Salgo a la calle, ¡el móvil! Vacío arrebatada el bolso y no, no está. ¡Ah!  Lo llevo en el bolsillo. Después al cruzar la calle, titubeo hacia dónde dirigirme. La lista, la lista de las cosas por hacer: “ir a recoger los zapatos al remendón; pasar por la librería. Comprar: mantequilla, azúcar y papel higiénico.” ¡Ay, no me lo puedo creer! Yo, siempre he tenido una memoria extraordinaria, siempre he sabido dónde y cómo están las cosas. Además llevo cuadernos donde están apuntadas las cosas más inverosímiles, en fin.
         Me fastidia, me enfado conmigo misma y a veces hasta me oigo hablar por las esquinas. Y esos despistes que te juega la vida con los títulos de  películas,  libros o una canción. Esos que tienes en la punta de la lengua y  cada uno va diciendo un nombre, un paisaje o el director de escena. ¡Va, ya nos acordaremos! Y en la coloquial charla de desayuno, alguien se queda callado  bastante tiempo, lo ves ahí, desempolvándose hasta la última neurona para acordarse del título. Lo peor, cuando te quedas sola y no dejas de darle tumbos a la memoria, a los recuerdos. Lo mejor, cuando vienen otros que son agradables e inundan el momento reciente. Sólo hay que esperar, disfrutar de ellos y cuando vuelves a ver a los desmemoriados, reír, reírnos juntos. Sentados en la esquina cercana  ¿por qué no?...Tomando unas cañas. 

sábado, 8 de junio de 2013

NUEVE MESES

La ilusión de una abuela
Nada más saberlo, el primer mes compré telas de colores para uno arrullos con lunas y ositos violetas. Una canastilla forrada a juego, dentro: un pañal para el primer día.  Añadiría más tarde la toquilla blanca. Desde el segundo mes, espera en el costurero otra tela para un vestido, será  para el verano. Durante el tercer mes, bajé del altillo sabanitas de cuna de su papá y la colcha de la  tía Mar.
Quedó todo lavado, planchado y metido en una caja de colores para su habitación. Durante el cuarto mes, la abuela y la bisabuela cortaron y cosieron la cortina de su ventana. Algunos días después a punto de aguja y en secreto, tejí una colcha para el cochecito con hilo de algodón color marfil que adornaré con flores de mar, cómo le gustan a su mamá.
El abuelo Javier le ha comprado una lámpara de colores para alumbrar sus despertares después de dormir sueños placenteros  de paseos por campos y por mares. Y se sabe que la tía-abuela con la aguja  añadirá unas lilas, además.
…Y en el último mes bordé un babero con las letras de su nombre, 
Hoy, puedo decir que Mar ha inundado de ilusión nuestras vidas de abuelos. Estamos tan contentos que todos los sentidos, más que nunca, van dirigidos a ella. Mirarla es revivir el nacimiento de nuestros  hijos, tocarla algo tan dulce como delicioso, olerla, sentir que no hay otros aromas. El gusto  es tan placentero que se saliva de felicidad…Pasará el tiempo, crecerá y cuando hable, le responderemos, si sabemos todas las respuestas

miércoles, 5 de junio de 2013

ATERRIZANDO

Mientras mi nieta llegaba participé en: 

Frases para #Marcapáginas II 


Entrad aquí para participar: La Esfera Cultural


esta es mi aportación:


#Entre tus páginas siento el aroma de tus palabras, atrápame con tus letras. 

#Leer, viajar, vivir, soñar... Hazme un sitio, abrígame entre tus hojas.

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sábado, 1 de junio de 2013

ILUSIÓN

Una habitación de la casa de Miguel Hernández ( Orihuela)
 Los sueños del día no tienen nada que ver con el duermevela en la vida cotidiana.