No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde

lunes, 25 de enero de 2016

TABLA DE SALVACIÓN

De nómada memoria gris
de pensamientos extendidos por la escalera
de peldaños azul añil.
Con números en la puerta
que abren al abismo, sentimientos encontrados
bajo la luz de un faro.
En un dinámico vaivén,
un barco se aleja hacia  mundos de tonos
verdes claros, aún.            
Donde las máscaras se vuelven oscuras
sobre una tabla de madera.
Ocultando reflejos de melancolía, va.
Con puntadas cosidas a la tela.


miércoles, 6 de enero de 2016

SABEN A SAL



Desde la barcaza se escuchan gemidos de miedo, llantos de niño. Una madre abrazada a su hijo señala, “Mi hijo sabe a sal” mientras le tienden una mano desde la balsa salvavidas. Llegaron al alba de calma negra. Un mal sabor empañado. Alcanzan la isla de Lesbos, dios patrón de tierra, nieto de Eolo que resopla vientos. Puerta de entrada, acaso puente, para personas que huyen de una guerra en la que no quieren morir. Mojados, agotados, ateridos del frío azulado, el piélago los arrastra con soplos insolidarios, donde ni siquiera queda sitio para enterrarlos. Entonces, saben a muerte, sin más.

martes, 5 de enero de 2016

POR EL CINCO DE ENERO (un año más)

Las abarcas desiertas
Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.

Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos, 
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,

siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.

Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
Toda la gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.
Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y un mundo de miel.
Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.
Miguel Hernández

                                             Por el cinco de enero siempre me acuerdo de ti papá.                                                                                   Te fuiste muy temprano.
                                                                       


viernes, 1 de enero de 2016

BUENOS DÍAS



          ¡Que 2016 sea un año de salud para todos!
Y, que nuestras miradas, palabras y sueños estén llenas de color y amistad...

Besicos